Almacidio y otros sonetos dipsomaníacos.




Se me ha perdido el alma ¿No lo sabes?
Se me cayó de bruces contra el suelo
y se añicó en cristales de desvelo.
Ahora sólo estoy quemando naves.

La loca cabriola de mis aves
sobre la pantomima de tu celo
se agotó como un acre caramelo
lamido hasta la médula. Las claves

que unieron nuestras bocas perturbadas,
se perdieron también, emancipadas
en territorio extraño a la inocencia.

Me ves disimular el almacidio,
mientras llega tu voz desde un presidio
a liberarse con mi inconsistencia.



Está en su derecho de quererme
de frente, de soslayo, de perfil,
apoyado en el borde del pretil
del pozo en que me abismo para serme.

A su manera lucha por tenerme,
rebelde hasta el descaro en el viril
discurso con que va de lo gentil
al zarandeo de mi instinto inerme.

No digo que no toque mi emoción
ni digo que mi arisco corazón
no se conmueva con su absurda entrega.

Pero ha sabido siempre que el fracaso
ante mi realidad le marca el paso.
Con él no he sido nunca una estratega.



Él cambia de faceta cuando se aplaca,
pasa del amour fou al resignamiento.
Lo que era un transido enamoramiento
se pone la careta del toma y daca.

Tiene la inteligencia dipsomaniaca
y abusa del alcohol de mi sentimiento,
como un golfo que alcanza el refinamiento
inventándome pura y paradisiaca.

Voraz como un infarto si me acomete,
alegre si consigue ponerme en brete,
disfruta como un cerdo en un sucio charco.

Y a mí que hasta le añoro cuando se esconde
y se pierde en el tiempo, me corresponde
desviar sus pelotas fuera del arco.



No me fío de ti. Ya no me fío,
ni creo que te turben mis desdenes,
porque a pesar de todos tus vaivenes
jamás le puse coto a tu albedrío.

Tú elegiste marcharte cuando el frío
tomaba posesión de los andenes,
gélido pasajero de mis trenes
en la estación final de un desvarío.

Como si el tiempo no hubiera pasado
regresas sin conciencia de pecado
con el amor a punta de reproche.

Y yo, que soy más dura que tu historia
y guardo tu dolor en la memoria,
no me fío de ti, por esta noche.


Comentarios

Antología Ultraversal. Poética del Arrebato. Edit. Libros en Red.

Antología Ultraversal. Poética del Arrebato. Edit. Libros en Red.
Este libro es un perfecto ejemplo de cómo autores de diferentes etnias, nacionalidades, costumbres, educación y condiciones sociales pueden llegar, a través de un mismo idioma, a congeniar poética y humanamente desde su particular idiosincrasia. Está dirigido tanto a los lectores amantes de la poesía de nuestro tiempo como a los que se inician en cualquier camino literario, y también a los interesados en la riqueza léxica del español, a los traductores y a todos aquellos que deseen ampliar sus conocimientos sobre la enorme diversidad de idiomática de los países hispanoparlantes. Es una brillante alianza intercultural a través de la palabra como nexo artístico. Un libro de identificación y búsqueda, escrito para abrir puertas y ventanas emocionales de vital sugerencia en las paredes de cada intimidad.

¿Cuántas realidades hay?

¿Cuántas realidades hay?
Neuromante, emocionauta y hasta una broma digital llegado el caso, pero yo que le leo y le siento y me enfrío o me caliento sin posibilidad de escape ante su voz, digo que ahí hay un hombre único que crea realidad y se recrea a sí mismo en la palabra y se define entre lo abstracto y lo concreto y ocurre en mí de la misma forma en que yo puedo ocurrir en él, con la fugacidad de una brutal quemadura que al enfriarse deja una cicatriz indeleble en la piel.La palabra crea la emoción y la emoción es la realidad más pura, más intensa, más exacta del hombre, la que mueve el mundo para bien y para mal.No hay nada que no se pueda expresar cuando se siente, porque, incluso si se tratara de un mero ejercicio intelectual de un autor talentoso, desde el momento mismo de escribirlo está creando la tensión que lo hace real para el que lo recibe y siente al recibirlo. Lo único que podría matar su extrema realidad, sería su silencio.

Nautas

Akhenazi. Espacio a tu costado.