Con que tú me insinúes que la tierra es cuadrada,
negaré a Galileo y su "eppur si muove"
se detendrá en tu frente.
Porque no creo en nada, voy a creer en ti
que no te escondes
detrás del trampantojo de la falsa humildad
astuto y sensiblero
ni engolas esa voz de catacumba
con que le hablas al mundo
ni me miras
con los ojos prestados de algún muerto.
A pesar de ti mismo estoy creyendo en ti,
por ser tan repartido como el aire
y como el aire en rebelión, cruel.
Porque es fácil ser bueno cuando es buena la vida
y difícil ser hombre y ejercer como tal
cuando enseña los dientes del espanto,
dime con esa boca de impúdico salvaje
que has cuadrado el círculo del alma
tan sólo con tu regla y mi compás,
y echo el cierre del bar por vacaciones,
en un acto de fe inmisericorde.
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